domingo, 29 de mayo de 2011

Cuando ellos vengan a por mí, habré hecho de este lugar un buen sitio para vivir. Las deshilachadas cortinas de mi soledad, se habrán vestido de colores y de luces, para mostrarle al mundo un cambio, para que ellos dejes de criticar mis modos de vida.
Me alimento de ilusiones y esperanzas para el futuro, tratando de superponerme a las decepciones, a los insultos y a las criticas destructivas que hoy calzan mis pies.
Cuando ellos vengan a por mi, habré sacado bolsas de basura repletas de desesperanza, de sinrazón.
Cuando ellos vengan a por mi, yo habré de morir.


¿Desengaño?

Tocar fondo, aislar la luz.
Sentir el olor del desengaño,
guardar el sabor del rencor,
ya no hay calor.
Escuchar ese llanto de antaño,
es el recuerdo de un antes que no logra cambiar:
las manecillas de un reloj que nunca detienen su andanza.
¿Volveremos los dos a suspirar?